En esa hora maldita

En esa hora maldita

sábado, 17 de octubre de 2015

"Psicóloca"

Como es la vida ¿eh?. Parece que era ayer que reíamos aún sin querer, como dos riachuelos que se van entrelazando a ratos dejando escapar el murmullo alegre del agua corriendo y de la vida que brota y se acomoda en ellos, siguiendo un curso que parece infinito, sin preocuparse por si al final habrá un final. Fueron días increíbles y noches mágicas en las que no podíamos ni imaginar las heridas que el destino nos guardaba, esas que luego dejaron muescas en las culatas del revolver que llamamos corazón, con el que disparábamos a diestro y siniestro en aquellos tiempos sin preocuparnos de apuntar bien ni de quedarnos sin munición. Como imaginar que tras aquellos los veranos llegarían tantos inviernos y que los cursos de nuestros ríos tomarían caminos tan distintos y tan distantes.
Años mas tarde te vuelvo a encontrar y un terremoto pone a prueba los cimientos mas profundos de mi ser. Parece que no ha pasado ni un día tan solo sin vernos. Por un rato volvemos a ser tu y yo, otra vez tu y yo. Arrastramos cada uno las colección de cicatrices y heridas que va  abriendo la vida de adultos en los corazones de adolescentes que se niegan a crecer, esas que te encuentras por el camino,; esas de las que nadie nos avisó que llegarían. Cuando supe que te habías decantado por ser una profesional de la psicología me dije que entre los dos podríamos dar trabajo a toda una promoción de  "hurgadores de la conducta ajena". No sé si habrás podido aprovechar esos conocimientos en beneficio propio. Te miro y veo una personita que aún no ha sabido encontrar su sitio en este mundo de locos tan cuerdos. No me molesta reconocer que yo tampoco se muy bien donde colocarme para encontrar algo de paz, así que seguimos empatados. Diría que eres frágil, aunque no débil, que al igual que yo muchas veces pareces alegre a los ojos de los demás, incapaces de ver que no es porque tengas una  tendencia natural a la alegría, sino porque morirías si dejaras a la pena ganar terreno . Como yo te escondes tras una armadura de cartón que simula ser acero, de esas que dan el pego hasta que llega una espada enemiga y la golpea, entonces la herida abierta te recuerda que la armadura no era tal y duele hasta el infinito, aunque no mate.
Hoy me acuerdo de ti, no se bien porqué, y aprovecho que Carlos anda despistado para robarle el teclado y brindarle un pequeño homenaje a tu dulce locura de ayer, de hoy y de siempre, porque has de saber que hoy no escribe Carlos, hoy soy yo el que se asoma a esta pequeña ventana para decirte que siempre seras mi "psicóloca" favorita y que, ahora que no nos oye nadie puedo decírtelo, tal vez nuestos cuerpos acusan los años pasados y tal vez no queda en nuestras almas sitio para una herida más, pero sigues obsequiando al mundo cada día con la misma mirada limpia y dulce de hace mas de dos décadas. Que fácil me sería pintar con un verso cada una de tus mañanas y despertarte con él.
En fín, me despido ya antes de Carlos note que le han robado su espacio y su tiempo con nocturnidad y alevosía.

Querida "psicóloca", un abrazo fuerte.
Con cariño:
Edu.

jueves, 15 de octubre de 2015

El Regreso

Abrí la puerta del bar y cruce el umbral. Todo estaba igual, los taburetes desordenados en la barra, cuatro mesas al fondo, una luz suficiente pero no excesiva... hasta las parejitas buscándose entre risas y bebidas charlando animadamente con esa capacidad que tenemos a veces los seres humanos de decírnoslo todo con cuatro susurros y una mirada. Sonaba una vieja canción de Barricada,  rock viejo, visceral y sin concesiones que anima mi alma desde los años adolescentes y aún hoy me sigue emocionando.
Sonreí, la sensación de estar otra vez en casa, en mi sitio, me invadió agradablemente.
Avancé hasta la barra donde Juan, el amable camarero me esperaba:
---¡Cuanto tiempo, dichosos los ojos! --- me saludó --- El otoño te trae de nuevo como....
---Como al frío y las noches largas ---- le interrumpí ---Ya echaba de menos todo esto, en verano tengo mucho trabajo, pero ya está, ya he vuelto.
---¡Me parece bien! ¿Lo de siempre? --- Una botella de Nordés apareció de repente en su mano derecha.
---Sí, por favor--- Es una tontería, pero me encanta que sepan que ponerme sin tener que pedirlo.
---Bueno, al menos tendrás un montón de cosas que contarnos ¿no?. Todo el verano sin aparecer....
---Algunas--- le dije haciéndome el interesante --- He estado observando a mi alrededor estos meses, gente nueva y gente conocida, sus historias, sus vidas... Si tuviera que hacerte un resumen en una palabra creo que seria "Miedo".
Juan me miró intrigado  ---¡Venga Carlos!--- Hizo una pausa para colocar con cuidado las uvas y las fresas entre el hielo de la copa ---No me digas que vienes después de todo el verano y lo único que tienes que decir es "Miedo".
---No, no es lo único, pero diría que si hay algo que nos une a todos, y no digo que sea algo malo que eso no lo sé, es el miedo. Lo he visto en todas partes, en la gente, en lo que dicen, en lo que callan... miedo. Mira un rol típico que me encuentro mucho últimamente es el de la persona que ve como la vida no lo ha llevado a donde se supone que le tenía que llevar y ahora se pasa los fines de semana viviendo una segunda adolescencia: fiestas, cenas, gente nueva, haciendo grandes amigos de sábado, buscando desesperadamente una libertad que parece ser habían perdido...
---Pero eso no es malo--- Me acercó la copa con el gintonic ya preparado.
---No, no es malo, ni bueno tampoco. Parece que van sin rumbo, siguiendo una corriente que les evite enfrentarse a si mismos,  a sus miedos. Es como si un pájaro de pronto empezara a volar creyéndose libre por el heco de volar, pero llevando con él su jaula. Tienen miedo a lo que la gente diga, miedo a que la gente sepa, miedo a mostrar sentimientos pues eso al final los hace vulnerable, se dan mil excusas y le ponen mil nombres, pero al final solo es miedo. Yo, que de esto no sé, creo que para ser libre hay que empezar por tener claros los miedos que condicionan lo que haces y como lo haces y enfrentarse a ellos uno a uno. Solo puedes elegir libremente cuando el miedo no dirige esa elección, cuando puedes mostrar tu alma desnuda, tal como es, sin miedo a que la dañen los demás. En ese momento, cuando eres lo suficientemente fuerte como para ser trasparente  al mundo sabiendo que no pueden hacerte daño, eres libre.¿Me preguntas que he visto estos meses? He visto gente que por despecho ante una ruptura amorosa se esconden en grupos de nuevos amigos intentando revivir los años adolescentes, otros quieren llevarse a su cama todo lo que les pasa por delante, otros no escriben por no mostrar lo que sienten, otros huyen de posibles amores porque eso sería perder de nuevo su libertad, otros culpan a su situación laboral, otros la suerte que ahora parece ser que se llama karma y así un largo etcétera.
---Todo el mundo busca la libertad
---Estan convirtiendo la libertad en una excusa para no enfrentarse a sus miedos, a sus fracasos, a su pasado... eso no es ser libre. Has alcanzado la libertad cuando puedes elegir libremente por quien perderla, mientras tanto el miedo a que no vuelva a suceder lo que sucedió, el miedo a que te conozcan, a que te vean, a que sepan quien eres, el miedo a que te hagan daño, es el motor de tu vida. Me cuesta ver gente con la fuerza suficiente para levantar la vista y vivir de nuevo, y volver a sufrir, si toca, y salir mas fuerte de cada tropiezo. Cada fracaso es una oportunidad para aprender y avanzar hasta el éxito....
Mi teléfono interrumpe la conversación. ---¡Te buscan, Carlos!--- Ríe Juan
Miro el mensaje que acaba de aterrizar en mi whatsapp y dejo el teléfono
---¿Nada importante?--- Me pregunta.
---Nada-- contesto distraído mientras saboreo el magnífico gintonic.
¿Como explicarle después de todo lo que le he dicho que es un mensaje con un ¡Que tal estas! y un beso? ¿Como decirle que cada vez que llega sonrío sin querer y que el día que no lo recibo mi corazón late un poquito más despacio de lo que debiera?¿Como le cuento que hace un tiempo que jugamos con esa personita encantadora a decirnos cosas sin decirlas?  ¿que cada vez la siento mas cerca y no tengo ni idea de porqué?. ¿Como le explico que tras años de coincidir en comidas, cenas, risas... de pronto dejé de verla y empecé a mirarla?. No se como diablos explicarle algo que no entiendo ni yo. Estoy pensando en todo esto cuando reparo en la cara de Juan, tiene una expresión entre preocupada y divertida.
---Sabes Carlos, hace mucho tiempo que estoy detrás de esta barra y entiendo los "nada" que me dice la gente.
---¿Que quieres decir?--- desvio la mirada hacia la copa.
---Que tal vez deberías dar un paso más con esa mujer que te manda mensajes de whatsapp para saber como estas, esos mensajes que no dicen "nada". Que tal vez deberías aprovechar la oportunidad para salir de tu jaula, de ser libre, de fracasar de nuevo si es lo que toca. ¿No era eso mas o menos lo que me decías?.
---Es complicado--- Le respondo abatido  ---El miedo del que te hablaba lo veo, sobretodo, al mirarme al espejo. Soy igual que todo el mundo, supongo.
---Igual se merece saber que ya no la ves, que ahora la miras--- me contesta ---A tí no te vale esa excusa de que eres como todos. ¿Cuantas cosas has cambiado en estos años? Aún te quedan miedos que enfrentarte y los dos sabemos que mas pronto que tarde tendrás que hacerlo.
No estoy de humor para darle la razón, así que le pago la copa y me voy pensando que nunca aprenderé a no contarle nada. El camarero de este bar no se deja engañar y lo peor es que no permite que me engañe yo. Mientras me voy enfadado con él y conmigo oigo como se despide:
---¡Hasta pronto Carlos! Ya pasó el verano, así que no tardes dos meses en volver ¿vale?. Te espero el viernes que viene. Podrías traer al la chica esa y así no tendríais que mandaros mensajes durante un rato.
---No creo que viniera a un antro como este--- Le contesto sin resistirme a la tentación de meterme con su bar, en un vano intento por ofenderle. Lo último que oigo al salir por la puerta es su vocecilla susurrando:
---Miedo, miedo, miedo...

Como le odio a veces, no se porqué acabo volviendo a su bar. Será por los fantásticos gintonics que prepara. Eso le salva.





domingo, 7 de junio de 2015

Líneas paralelas

Cortó con esmero una uva en rodajitas y partió una fresa en cuatro trozos. Depositó los pedacitos de fruta en la copa llena de hielo y añadió la cantidad justa de nordés. Mientras la ginebra se empapaba de fresa y uva a Carlos se le escapó un suspiro y sus ojos, desobedeciendo a su cerebro, se posaron en la silueta que dormía en la cama, apenas a unos metros de donde estaba sentado. Se recreó en cada detalle del cuerpecillo que respiraba allí, en su perfecta figura esculpida por las batallas libradas en un pasado tormentoso, de esos que dejan la carne intacta pero llenan el alma de cicatrices. El corazón de Carlos se llenó de ternura, mientras se le humedecía la mirada contra su voluntad y un nudo invisible, duro como un pedazo de granito, crecía en su garganta dejándole a duras penas respirar. Le habría contado tantas cosas con el tiempo, tantos secretos forjados en miles de noches de kilómetros y experiencias..., secretos culpables de muchas de las sonrisas que derrochaba durante el día y de la melancolía que le invadía algunas noches, cuando bajaba la guardia y todo se mezclaba en su interior... Suspiró. Era plenamente consciente de que esa era la última noche que pasaba con ella. En realidad nunca pensó que aquello pudiera ir a más. Su modo de ver el mundo era demasiado distinto, sus vidas discurrían con la maldición de dos líneas paralelas, condenadas a verse siempre una al lado de la otra sin poder cruzarse nunca. Carlos no se sentía especialmente triste o dolido, con los años se había acostumbrado a aceptar que las cosas son como son y era capaz de agradecer aquellos breves momentos en los que su ángel negro se descuidaba un instante y él podía encontrar un pequeño descanso en el calor de un cuerpo y un alma que asomaban a su vida como el sol asoma por la mañana, llenándolo todo de su cálida luz. Disfrutaba de aquel sol aún sabiendo que al anochecer volvería a envolverle la oscuridad y el frío de su soledad. Añadió a la copa una tónica de pimienta rosa y paladeo el gintonic sin prisa, en silencio, sin dejar de mirarla. Ella dormía con una tímida sonrisa dibujada en su rostro dulce y amable. Ni durmiendo podía dejar de sonreir. Casi había terminado la copa cuando ella se movió, buscándolo a su lado y al no encontrarlo allí, despertó.
-¿Donde estas? ¡Ven!- le susurró.
Carlos fue hacia ella aceptando la invitación y sin decir nada la abrazó sintiendo como sus cuerpos encajaban milímetro a milímetro como si estuvieran hechos el uno a la medida del otro.
-Estoy aquí- le contestó mientras ella se apretaba contra su pecho -Duerme tranquila.
 A la mente de Carlos vino una frase de la cancion "Mediterraneo" de J.M. Serrat: "y te acercas y te vas, despues de besar mi aldea...". Se rindió al sueño mientras oía en su interior las olas del mar, o tal vez sonaban de verdad a pocos metros de allí, en su estado de semiconsciencia no lo tenía muy claro. 
A la mañana siguiente, cuando ella le dijo adiós para siempre se disfrazó con la sonrisa de encajar lo que no se puede cambiar y volvió a la rutina diaria. Aquello se transformó en  un recuerdo perdido en el desván donde su alma encierra las emociones peligrosas, esas que si te descuidas pueden hacerte daño y así todo quedó bajo control. Todo menos ese momento diario en el que el sonido de las olas de un mar imaginario, le hacen pensar en una botella con un pergamino en su interior donde alguien hubiera escrito la fórmula para que dos vidas condenadas a ser etérnamente paralelas, se convirtieran en secantes una vez más.
Maldita geometría.


lunes, 27 de abril de 2015

La extraña pareja

Carlos jugueteó con su gin tonic, intentaba parecer distraído, transmitiendo una calma que nada tenía que ver con lo que sentía en ese momento. Se llevó la copa a los labios y bebió un corto trago.
---Anda, suéltalo ya.---la animó, sabiendo lo que venía, pues tenía la capacidad de saber de ella cosas que no le mostraba, aunque intentaba no usar esa capacidad pues a su entender era como jugar con cartas marcadas. Era hacer trampa.
---Creo que no es buena idea. ---Dijo bajando la vista, rehuyendo su mirada--- Es cierto que hay cierta atracción que no se explicar, pero no estamos hechos el uno para el otro....
Ella también jugaba con su vaso, hablaba lentamente, eligiendo las palabras con un cuidado exquisito y dejando un  silencio en el aire con la esperanza de que Carlos la librara del mal trago y terminara la frase,  liberándola de la pesada carga de dictar la sentencia de una historia de amor imposible.
A Carlos le partía el alma verla sufrir, así que aceptó el embite terminando la frase ---Está bien, esta bien. No pasa nada. Si así lo quieres, así será. Lo dejamos aquí.
Apuró el vaso y se despidió con un cordial y educado beso. Se levantó y empezó a andar hacia la puerta. Su cabeza trabajaba a gran velocidad. Habían sido unos días tan intensos que casi se mareaba al recordarlos. En algún momento las conversaciones dieron lugar a risas compartidas, a miradas cómplices... a eso que se siente aun cuando no es buena idea sentirlo. Recordó el primer beso, apasionado hasta la locura, y su mente se llenó por un momento del aroma de aquella piel, del recuerdo de cómo les pilló desprevenidos el comprobar que sus almas y sus cuerpos encajaban poro a poro, como piezas de un puzzle que solo tienen sentido cuando se hacen una y permanecen juntas para siempre. Aquella mujer arrolladora y extrovertida se hizo pequeñita, tímida y dulce buscando el refugio de sus brazos mientras miles de besos iban y venían como flechas incendiarias en una de esas batallas que se ganan y se pierden a la vez. Esas luchas cuerpo a cuerpo del amor a cara descubierta, donde no hay límites, ni escudos, ni mentiras.Sólo  dos corazones latiendo al unísono, dos cuerpos que dejan de ser dos, para ser uno.
Carlos volvió a la realidad y se detuvo. Quería decirle tantas cosas... Quería decirle que seguramente no eran el uno para el otro, pero que allí estaban riendo y conversando como novios tontos. Quería decirle que era capaz de saber lo que ella sentía sin necesidad de que se lo dijera, que lo coherente sería asumir que en estas lides no todo es racionalizable, que seguramente aquello no conduciría a nada pero que aun así valía la pena intentarlo. Que dejara a un lado sus miedos, el lastre de su pasado, la gente, el mundo... Que simplemente se dejara invadir de la emoción que sentía (porque ambos sabían que la sentía) y que se diera una oportunidad de ser feliz, sin mirar atrás, sin importar nada más. Que no se preocupara de si le haría daño a él, que aceptaba ese riesgo y apostaba lo que hubiera que apostar, solo por ver hasta donde podría llegar algo que no era posible que pasara y que aun así pasó. Suspiró, la vio tan ahogada en el lastre de su pasado, tan atormentada por dolores antiguos que no le dijo nada. Tan solo siguió avanzando hacia la puerta y salió. A fin de cuentas como explicarle, sin hacerle sufrir más, que todo ese daño que ella decía que no quería hacerle si seguían adelante, se lo había hecho ya. Mejor dejarlo así.
Carlos siempre ha considerado que hizo las cosas lo mejor que supo, pero aún hoy, cada vez que pide un gin tonic su mirada se vuelve gris por un momento y mira en su teléfono por si acaso alguno de esos dioses en los que nunca ha creído, le mandan un milagro en forma de whatsapp. Un simple "te echo de menos" bastaría para correr a su lado por lejos que estuviera y envolverla en un abrazo eterno que  ni los miedos, ni el pasado, ni todos esos "no somos el uno para el otro", tan absurdos, tan crueles, tan injustos podrían evitar. Porque al final, si algo duele más que no llegar a buen puerto, es no embarcar.
Cada vez que os preparéis un gin tonic, cuando oigáis el alegre gorgoteo de la ginebra escurriéndose entre los hielos, pensad en la extraña, divertida y cómplice pareja que Carlos y aquella dulce muchacha nunca serán. No permitáis, por nada del mundo que os pase lo mismo,  con un Carlos que coleccione muescas de amores perdidos en el corazón tenemos bastante. ¿No os parece?.





miércoles, 11 de marzo de 2015

Primavera

Me encantan estos últimos días de febrero. La vida lucha contra el frío sabiendo que ganará. El invierno va perdiendo su poderío. Ya no saca pecho intentando congelar las  madrugadas. La debilidad de quien se sabe acabado mina su orgullo. En un último esfuerzo, hace acopio de toda su energía para bajar las temperaturas un rato cada noche. Cada vez menos rato. Se siente viejo y agotado mientras contempla impotente como todo aquello que parecía muerto hace unas semanas, resucita para hacerle ver que el mundo no murió en realidad, que tan solo estaba dormido. La fría estación se desvanece envuelta en un soplo de aire fresco que inunda los campos. Los brotes de los árboles se dejan querer por la cálida melodía del canto irreverente de mil pajarillos diferentes que llegan de todas partes. Ha sido un invierno largo. Durante interminables meses, años diría yo, la frialdad de tu mirada ha llenado mis venas de sangre escarchada, empujada lentamente por un corazón que decidió hibernar y encerrarse en si mismo como el oso se encierra en su cueva a dormir y esperar tiempos mejores. Es tiempo de despertar. Levanto la mirada y veo que el deshielo ha llegado también a tus ojos. La gélida capa de indiferencia que te servía de escudo se funde ahora, dando paso a un rio de lágrimas en el que flotan tus emociones, dejando tu esencia desnuda ante mí. Te sorprendes a ti misma hablando y riendo conmigo. Sabes que te sienta bien y ya no te castigas privándote del abrazo de mis palabras. Buscas el calor de mis caricias en la distancia y en esas horas del día que no las tienes, eres consciente de cuánto las necesitas. Esa muralla que quisiste construir a base de autocontrol cae hecha pedazos y descubres lo absurdo que es negarte el vínculo que compartimos, aún sin tocarnos.
Juro que intenté avisarte de que los escritores somos así, capaces de vencer distancias y tiempos para hacer que los latidos de un corazón se acompasen a las pausas de nuestras comas. Pronto te daras cuenta de que respiras al ritmo de mis frases y de que tu pulso se dispara cada vez que te escribo y te describo. No tengas miedo. No es nada malo. Es tan sólo eso, que se ha acabado el invierno. La primavera, tu primavera, se ha presentado sin avisar. Siempre es así de traidora. Es parte de su mágico encanto. Viene para recordarte que no estabas muerta, que simplemente dormías. He querido escribirte estas lineas  para avanzarte, en primicia, que llegados a este punto el verano es inevitable. Ahora ya lo sabes.
Bienvenida a tu primavera. Y a la mía.


La vida es un brote tierno
que en tu mirada sincera,
le dice adiós al invierno.
Bienvenida, primavera.




viernes, 27 de febrero de 2015

La belleza de las rosas marchitas

Una punzada intensa y fría recorrió sus entrañas e hizo que se doblara sobre si misma como si la hubieran atravesado con una barra de acero. Se enderezó dejando escapar un suspiro. Contuvo como pudo una lágrima, cogió la sombra de ojos y miró desafiante al espejo. Se arrepintió al momento de haberlo hecho. Los espejos son crueles y el suyo le devolvió un rostro demacrado y cansado. Su piel reflejaba la dureza de la vida que había vivido. Miseria, alcohol, noches sin dormir, más miseria, mas alcohol... Las cicatrices de su alma dolorida llegaban sin disimulo alguno hasta su piel y la atravesaban. Recordó su niñez y sonrió levemente. Que poco quedaba ya de aquella niña que jugaba en los columpios del parque. Pensó en su juventud, en como aquella  adolescente menuda y llena de alegría había creido en el amor puro que los chicos sin escrúpulos le prometieron una y otra vez mientras jugaban con su cuerpo e iban matando, pedacito a pedacito, su alma dulce e inocente. De pronto se vio mayor, como si el tiempo ladrón le hubiera arrebatado en un segundo varios años de vida, de sus ganas de vivir, de su amor entregado sin reservas tan injustamente correspondido. Ya ni recordaba como era aquello de querer y sentirse querida. Acabó de maquillarse y dejó caer suavemente unas gotas de perfume  sobre su tersa piel. Volvió a prometerse no llorar aunque sabía que el no dejar salir sus lágrimas de amargura y rabia la rompería por dentro una vez más. Intentó pensar en el miserable puñado de euros que aquel cincuentón seboso y desaseado le daría por media hora de placer instintivo y animal, pero se sintió sucia y triste y prefirió dejar la mente en blanco. Su único consuelo era el mensaje de ánimo de Carlos que, como cada noche, parpadeaba en su teléfono. Le gustaba hablar con Carlos. No la juzgaba. En vez de eso intentaba arrancar una sonrisa de su duro rostro y muchas veces lo conseguía. Era el amigo de la niñez que siempre intentó protegerla de si misma sin conseguirlo. En esos momentos en los que se sentía como un pajarillo asustado volando en mitad de una tormenta sin saber donde posarse, aquellos mensajes eran un fino hilo de acero que no le permitía abandonar del todo el mundo de los cuerdos. Suspiró de nuevo y se miró en el espejo por última vez. Esta vez el reflejo le devolvió un rostro un poco más amable. Su carita de niña se le antojó una rosa que llevara cortada varios días, con los pétalos oscurecidos ya, arrugados y sin brillo, que iban cayendo uno a uno al suelo. Eso era ella. Una rosa marchita. Carlos siempre le repetía que una rosa, aún marchita, retenía por dentro la belleza que un día tuvo por fuera, que nadie podría jamas arrebatarle esa belleza. Se levantó y fué hacia la puerta de la habitación donde le esperaba su depravado cliente mientras disfrazaba su rostro con una sonrisa falsa, pero suficiente para cumplir con el trámite carnal que le permitiría comer algo caliente un día mas.
-Si que has tardado- gruño la voz de monstruo sin alma que la esperaba.
-Ya estoy aquí, querido- Contesto ella mientras le agradecía a Carlos el mensaje y el cariño que, desde la distancia, le daban fuerzas para luchar un dia más.
-Un dia- pensó -esta rosa mostrará sus espinas y entonces el mundo verá...
Dejó su mente en blanco mientras sentía como otro de sus pétalos de rosa marchita se desprendía y la abandonaba, al tiemp qe aquel asqueroso ser la llenaba de babas cargadas de lujuria.
-Un dia- se repetía en su interior una y otra vez -Un dia...


Nota del Autor: Dedicado a todas las rosas marchitas. Con mi deseo de que jamás se olviden de su belleza interior.

sábado, 21 de febrero de 2015

Física.

No me mires así. Sabes perfectamente que las leyes de la física no se escribieron para nosotros. Nosotros tenemos otras. Cuando nuestro ánimo debería caer nos miramos y sube, sube más alto que cualquier otra cosa de este mundo. No podemos evitar sonreirnos cuando eso sucede.
Pasa lo mismo con las distancias. Por lejos que estés, esbozo  una sonrisa cuando te cuelas en mi mente, con esa manera traicionera tan tuya de llenarme de tu recuerdo y te siento a mi lado, vienes conmigo y eres parte de lo que hago, de lo que digo, de lo que pienso y de lo que escribo. Te acercas tanto que por un instante ocupamos el mismo espacio, el mismo tiempo. Porque la distancia más corta entre  nuestros corazones, no es una linea recta, no. Nuestra distancia más corta siempre será ese linea que dibujan mis lábios en ti. Ese caminito que va uniendo todos y cada uno de los poros de tu piel, sin dejar olvidado ni uno solo, mientras caigo rendido a los pies de tu dulce aroma de mujer y se abre esa ventanita por donde puedo escuchar como suena tu alma. Ese sónido,  ese movimiento armónico simple que rasga el aire y que nada tiene que ver con las ondas que estudian los expertos. El sonido explicado como una onda  solo es ruido. En cambio el sonido con mayúsculas, nuestro sonido, es la música del suspiro que escapa de mis labios cuando tus dedos dibujan corazones en mi espalda, cuando conviertes mi cuerpo en el instrumento a través del cual tu alma va componiendo melodias suaves, dulces, alegres, vivas... Ese es nuestro sonido. Lo mismo sucede con la luz. No es otra cosa que el brillo de tu alma asomando por tus ojos cuando te susurro las mil maneras de echarte de menos que he vivido durante esas horas del dia en que no he sabido nada de ti. Ese brillo multicolor que me atrapa en tu mirada sin que yo pueda, ni quiera, remediarlo. Eso es la luz.
No hacen falta mil reglas matemáticas para explicar la gravedad, las distancias, el  sonido, la luz... cuando está tan claro lo que son esos fenómenos. El mundo, nuestro mundo, es así de simple y complejo a la vez. Yo lo sé y tú... tú también lo sabes.
La Física que sentimos es el delicioso efecto de la química que hay entre nosotros. Es ese momento en que todo se para y el mundo se queda en "Standby". Y por vivir ese momento, te esperaré. Te esperaré toda la vida si es preciso. Porque el tiempo sólo tiene sentido si  sirve para poder esperarte.
A ver quien encuentra una fórmula que explique eso. Para él el premio Nobel.



miércoles, 18 de febrero de 2015

Hoy, mi lobo es negro.



Desde el blog www.libresrelatos.com, otorgan la mención "Black Wolf Blogger Award" a "En esa hora maldita".
Me alegra y halaga que la gente que lee las pequeñas historias que cuelgo aquí, las valore y me tengan en cuenta a la hora de premiar, tengo varios reconocimientos en poco tiempo y eso me anima a seguir publicando cositas.
He de decir que también me sorprende, porque "En esa hora maldita" es muy reciente y no he colgado en él todavía más que un puñado de relatos. Es mi pequeño rincón sin otra  función ni objetivo que la  de entretener a quien lo lea tanto como lo hace a quien lo escribe. Me siento inmerecidamente arropado por todos vosotros, que dedicáis unos minutos de vuestro tiempo a pasar por aquí y por mi parte me considero más que pagado si alguno de mis escritos ha podido arrancaros una emoción que os haga volver  de vez en cuando.
Gracias a todos.

A continuación paso a otorgar el "Black Wolf Blogger Award" a lo siguientes blogs:

Isabel P Salas  http://isabelpsalas.blogspot.com.es/
Conxita Casamitjana http://enrededandoconlasletras.blogspot.com.es/
Maria Diz  http://leeresvivircientosderealidades.blogspot.com.es/
Cyntia Soriano http://librospuenteaotrosmundos.blogspot.com.es/
Elena Garcia Domigo http://enpalabras-yo.blogspot.com.es
Marisol Parra http://mispoesiasmarisol.blogspot.com.es/
Charlotte Bennet http://el-rincon-de-ejbennet.blogspot.com.es/
Alejandra Sanders http://cuentosdeterroryprofeciasalejandra.blogspot.com.es/
Aida Ramos http://instantesimperfectos.blogspot.com.es/
Alvaro galan verano http://diariodeunmi.blogspot.com.es/
Santiago Estenas Novoa http://relatosantilogicos.blogspot.com.es/
Hammer Pain http://donde-los-valientes-viven-eternamente.blogspot.com.es/
Jose Aylon http://elblogdeay.blogspot.com.es/
Fernando Mora http://apocrifosycompulsivos.blogspot.com
Carmen Pernas http://elrincondeambrosia.blogspot.com/

La aceptación del premio conlleva lo siguiente por parte de los nominados:

Primero  -  Pegar la imagen del premio.
Segundo -  Escribir lo que sientas, lo que te motiva este premio.
Tercero  -  Nominar quince blogs.
Cuarto  -  Publicar.

Gracias de nuevo, nos vemos en dentro de un cuento ;)

sábado, 14 de febrero de 2015

De Amores y Desamores

Lanzando un suspiro miró por la ventana. Ya era de noche. La noche de San Valentín. Mientras lo pensaba sientía como algo le oprimía el pecho. Sabía perfectamente que era ese algo. Eran los trozos que quedaban de su corazón roto y que esa noche dolían un poco más. No por la persona que lo hizo pedazos, no. Eso ya era historia. Dolían porque no era justo. Porque no se merecía depositar en alguien tanta confianza para acabar recibiendo tanta tristeza. Por eso dolía. Reprimiendo como pudo una lagrimita empezó a poner la mesa para cenar. Cena para uno en la noche de San Valentín. Suspiró otra vez. Se prometió que nunca más le pasaría, que jamás volvería a dejar que alguien la destrozara así. Nadie, a partir de ahora tendriá su corazón. Nadie. Nunca más.
La soledad se hacía insoportable por momentos y cogió el teléfono pensando a quien podría molestar un rato pues no quería aguar la noche a la gente enamorada que la celebraba entre risas y besos. Abrió un chat en facebook  y se obligó a sonreir, seguro que Carlos tenía un juego de palabras para ella, que la hiciera reir.
-¿Estas ahí?- tecleó, deseando que la respuesta fuera afirmativa
-Claro, donde si no. ¿Estas bien? ¿Que tal la noche?- Contesto Carlos casi al momento.
-¡Bah! Paso de San Valentín. A mi no me atrapan más.
-Pues me parece muy mal.
-Dejaron mi corazón hecho añicos. ¿Que sabrás tú lo que duele esto?
-Igual sé lo mismo que tú. Te recuerdo que lo mismo hicieron con el mío.
-¿Y no te parece que se está mejor solo?
-Pues depende. Mira sé de gente que prefiere vivir sola, pero esa gente ha vivido siempre así. Son así. El resto de la gente que conozco que dice preferir una vida en solitario, es tan solo porque les ha salido mál uno (o varios) proyectos de vida en común. Esa gente no quiere vivir sola, simplemente el miedo a volver a fracasar no les deja volver a intentarlo. Es un poco como  las uvas verdes de la fábula del zorro que no las alcanzaba. Se convencen de que es mejor estar solo y así no tienen que volver a probar suerte.
-¿Y tú...?
-No, yo nunca he dicho que esté mejor solo. Algún dia llegará, espero, la persona que me soporte. -Carlos tecleo unos emoticones de risas y volvió al tema -Pero no pienso dejar que aquella mujer que destrozó mi pasado arruine también mi futuro en forma de miedo a tener otro amor. ¿Tú vas a permitirlo?
-Mi corazón aún esta hecho pedazos.
-Pues recomponlo. Mira, de lo que yo veo por ahí, la gente tras una ruptura se desmelena, hace mil viajes, va a mil fiestas a las que antes no iría, mil conciertos...como si no hubieran tenido vida hasta ese momento,  parece que tienen que convencerse de que están mejor que nunca, porque ni ellos mismos se lo creen. Yo creo que todo es bastante más sencillo. Basta con seguir viviendo, basta con no dejar de ser tú. Abre los ojos y mira a tu alrededor. Verás que hay gente buena que son capaces de hacerte reir, de abrazarte, de valorarte...de amarte. No te niegues a seguir viviendo. No le des el poder, a quien destrozó tu pasado, de influir también en tu futuro. No lo merece. En fin, o eso creo yo, pero que sabré de estas cosas... -Otra batería de emoticones graciosos invadieron la pantalla y ella no pudo evitar sonreir. Carlos era así. Se ponía trascendente y serio y al minuto era capaz de hacerte reir quitándole hierro al asunto. Se lo agradeció de todo corazón.
-Muy bien- escribió -Voy a cenar y luego veré alguna película.
-Estupendo- contestó Carlos -No te pongas una de amor, hasta que estés segura de que no te dan alergia...
Volvió a reir al tiempo que se sentaba a la mesa. No pudo dejar de sonreir en  toda la cena. Hablar con Carlos siempre le sentaba bien.
Mientras quemaba la noche viendo películas se dijo que tal vez sí. Tal vez lo único que había que hacer era seguir viviendo y no negarse a ver toda la gente que valía la pena y que la vida cruzaba en su camino. A fín de cuentas, si el destino los ponía allí, por algo sería.
Al irse a dormir se prometió quitar de su corazón el cartel de "cerrado por derribo" y sintió que los pedazos se juntaban otra vez. Aún quedaban grietas, naturalmente y quizá alguna no se cerraría nunca, pero eso no le impediría disfrutar la vida y no dejaría de buscar a la persona adecuada para compartirla. "-No tardes en ponermela delante, Señor Destino. Cuanto antes mejor"- Se dijo.
Se quedó dormida sin darse cuenta.Lo último que pensó fué "Gracias Carlos" y sus labios dibujaron una sonrisa. 
En ese mismo instante, lejos de allí , Carlos se servía un Gin Tonic de Nordés para disfrutarlo leyendo un buen libro. Sin saber por qué  sonrió y susurró con voz imperceptible: "De nada, dulces sueños".
Ninguno de los dos lo sabía, pero el destino ya había jugado sus cartas.

jueves, 12 de febrero de 2015

Dos almas

Carlos cogió mecanicamente su taza de café y bebió un sorbo, mientras miraba la pantalla. No podía, no sabía o no quería identificar la sensación que sentía cada vez que miraba aquellos ojos. Era absurdo. No la conocía de nada, ni tan solo la había visto nunca en persona. Eran dos extraños que no sabían nada el uno del otro más allá de lo que facebook dejara adivinar. Sin embargo Carlos no podía dejar de mirarla. Aquellos ojos negros le sugerían mil preguntas, mil misterios que necesitaba descubrir. Eran profundos, inmensos y limpios. Poseían un puntito de amargura que no conseguía empañar la bondad que irradiaban. Carlos se dejó hipnotizar por aquellos ojos. Los imaginó delante de él, mirándole a él. Volvió a tomar  otro sorbo de café y se sintió un privilegidado. Todo el mundo veía aquellos ojos pero ¿cuanta gente los miraba? ¿Cuantos eran capaces de asomarse al precipicio que aquella mirada tenía tras de sí?. Él  sí, él los miraba.
Se fijó también en la  expresión dulce y delicada de su carita de ángel.. No había ni una arruga en su rostro, el tiempo la había tratado bien. Todas las fotos mostraban una sonrisa sencillamente deliciosa. Carlos dudaba de si sería una sonrisa preparada para las fotos o realmente aquella chica era así de radiante sin más.
El tercer sorbo de café llegó a sus labios.
-Mal- se dijo Carlos -Si ha llegado al tercer sorbo de la taza, es que algo le ves.
Se obligó a mirar cualquier otra cosa, abrió twitter y curioseó sin mucho interés los aburridos tuits de los temas de siempre, a saber, política, programas de televisión, y más política. Siete segundos tardó en  volver a estar mirando su foto. Carlos suspiró y se dijo:
"-Bueno, está bien. Es cierto que no nos conocemos de nada que no sea cruzarnos algún mensaje en los muros de facebook, pero en esta época que vivimos eso debe contar como si años atrás nos hubiéramos encontrado en un bar y hubiéramos empezado a hablar con cualquier excusa banal, así que...".
Abrió el chat: -Hola, ya se que igual me meto donde no me llaman pero...
-¡Hola!- Interrumpió ella, empezando una conversación prudente pero cercana.
Carlos sentía que le brillaban los ojos. Tal vez no pasarían de unos comentarios por chat, de una empatía propiciada por la proximidad virtual que internet facilitaba.  Igual  no envejecerían juntos ni comerían perdices ni se regalarían besos por San Valentín ni todas esas cosas. Daba igual. Lo único que le importaba  en ese momento es que el "¡Hola!" de aquellos ojos negros, de aquella mirada arrebatadora, estaba allí, en su pantalla. Aquella mujer, con su sonrisa y su saludo , había vencido por k.o. a su soledad.
Carlos sonrió y bebió otro sorbo de café. Mirando la pantalla susurró: "Muchas gracias Lady Sonrisa".
Al otro lado de la pantalla, una chica intrigada y divertida no podía dejar de preguntarse quien demonios sería ese Carlos y como podía tener esa facilidad para arrancarle mil risas. Mientras escribía en el chat no pudo evitar pensar en voz alta: "Muchas gracias por hacerme reir, señor Carlos, lo necesitaba".
Dos almas llenas de cicatrices se acababan de encontrar.
Dos almas desearon no separarse nunca más.


jueves, 29 de enero de 2015

La historia mas larga.

-¿De modo que escribes historias por las noches? -Me preguntó mientras el camarero nos servía dos gin tonics de Nordés.
-A veces- contesté
-¿Me escribirías una a mí?
-Tal vez...
-Quisiera una especial- me interrumpió -quisiera que me escribieras la historia mas larga que puedas imaginar.
La miré y esbocé una sonrisa. Un mechón de su pelo bailaba graciosamente al son de sus palabras. No pude evitar recordar el momento en que la conocí. Como se rió de mi comentario absurdo al pelearnos por la atención del mismo camarero en aquel bar. Como se quedó a tomar un café conmigo mientras el tiempo se detenía sin saber como ni por qué. Aquel café duró toda la tarde y desde entonces nuestros caminos se fueron acercando tan peligrosamente que ya casi parecían uno sólo. Recordé como nuestras almas se sincronizaron de forma preocupantemente natural hasta el punto de poder terminar cada uno las frases que empezaba el otro. Me invadió el dulce aroma de su piel, del mismo modo que me invadía cuando me atrapaba en sus noches de pasión desatada. Esas noches en las que nos lo dábamos todo y aún así nos pedíamos mas. Volví a recrearme en las risas con las que me obsequiaba cada tarde, en la graciosa y traviesa mirada que asomaba a sus ojos al coger la última aceituna que traían con el vermut los domingos, antes de comer. Y entonces lo supe. Entendí que podía y quería escribirle la historia mas larga que era capaz de imaginar.
-De acuerdo- le dije -Ahora mismo.
-¿Ahora?- Preguntó incrédula -¿Vas a tener tiempo?
Yo mientras tanto había cogido mi bloc, escribí la historia y arranqué la hoja.
-Toma- Le dije -Aquí está.
Con cara de no entender muy bien que pasaba, cogió el papel y lo leyó.
-Aquí sólo pone "te quiero" - se quejó sorprendida y halagada - ¿Esto es la historia mas larga que vas a escribir nunca?
-Sí- le dije -porque es para siempre.
Sonrió mientras desviaba la mirada y el rubor conquistaba sus mejillas.
-Yo también- susurró con un hilo de voz - Yo también.
Los dos jugueteamos un momento con los gin tonics. Nuestras voces callaron mientras nuestras miradas se lo decían todo.  Una fuerza invisible nos llevó a fundirnos en un abrazo y mis labios se rindieron a los suyos. Mientras me besaba no pude evitar pensar que, ciertamente, aquella podría ser la historia mas larga que yo fuera capaz de escribir. Para ella. Con ella.

sábado, 24 de enero de 2015

Mi cuento, de momento, empieza bien.

Llegó puntual. Sus cabellos dorados bailaban al son de sus pasos. Sus ojos grises se iluminaron como preludio de una radiante sonrisa que  hizo subir varios grados la temperatura del bar en aquella noche de enero. Carlos alzó la mirada y la observó: Tenía esa belleza propia de los países fríos, delgada sin excesos, con proporciones diabólicamente perfectas, cada centímetro de su cuerpo parecía esculpido por Miguel Angel. Estaba cerca de los cuarenta años, Carlos lo sabía, pero no parecía tener más allá de treinta y cinco.
-¡Hola!- Saludó con un dulce acento que sólo las chicas rusas y los ángeles tienen. -¿Llego tarde?.
-No- Carlos se sentía absurdamente bloqueado, incapaz de hablar. Tenía mil chistes preparados para romper el hielo, pero le fué imposible acertar a enlazar dos palabras coherentes, así que usó el recurso fácil de pedir dos cervezas para no parecer mas imbécil de lo estrictamente necesario.
Al calor de las cervezas las preguntas tópicas y los monosílabos dejaron paso a una conversación de verdad en la que historias familiares, anécdotas y risas se peleaban por ganar la batalla a la tristeza de los recuerdos y las malas experiencias vividas. Carlos sintió que aquellos ojos grises eran como una puerta de cristal que dejaba ver el interior de la muchacha. Y miró. ¿Como resistirse?. Vio timidez, bondad, ganas de volver a vivir, alegría contenida... todo desordenado, revuelto y aliñado con una pizca de amargura.
La magia de la noche y el buen hacer del camarero que les cambiaba copas vacías por cervezas frías hizo que tres horas parecieran cinco minutos.
-¡Me tengo que ir!- Exclamó la muchacha al percatarse de lo tarde que era.
-Esta bien- contestó Carlos resignado.
-Podemos quedar otro día...
-Mañana- Interrumpió Carlos rezándole a todos los dioses en los que no cree para que ella accediera.
-De acuerdo, mañana -Rió.
Salieron del bar y al decirse adiós, lo que debía ser un beso de despedida en la mejilla acabó, sin que ninguno de los dos supiera como ni por qué, en una guerra de labios que se negaban a separarse.
Finalmente Carlos subió a su coche y arrancó con la boca aún llena del adictivo sabor que dejan los labios de mujer cuando en lugar de decir "adiós", dicen "hasta mañana".
Sonrió mientras se incorporaba a la circulación e inconscientemente tarareó la canción que sonaba en la radio: "Lo leí, lo soñé, lo viví, lo inventé... mi cuento, de momento, empieza bien..."*
Dándole las gracias a Sabina, aceleró y se perdió entre los coches.

*De la canción "Los cuentos que yo cuento" de J.Sabina

miércoles, 21 de enero de 2015

Me quedo contigo






Con algo de retraso (el trabajo diario no perdona y están siendo unos días intensos) escribo este post para agradecer que el año empieza con una nueva mención de este pequeño rincón donde dejo alguna que otra historia cuando el alma me lo pide y el tiempo me lo permite.
He sido obsequiado con el premio "Me quedo contigo", mención que agradezco, puesto que la mayor gracia que se le puede conceder a un blog ( al menos a los míos) es que lo lean personas como  +Isabel P.Salas  y me tengan presentes en las nominaciones a los premios entre blogs. Así que, ante todo, muchas gracias Isabel.

El premio conlleva cuatro condiciones que paso a detallar y cumplir.

La primera es nombrar y seguir al blog creador del premio. El "Me quedo contigo" es un premio creado por el blog Crochet y demos para fomentar aquellos blogs con los que te quedarías por su diseño, su contenido... porque te gustan.

La segunda condición es agradecer al blog que te ha otorgado el galardón su gentileza y seguirlo. En mi caso debo agradecer la gentileza a +Isabel P.Salas y su blog http://isabelpsalas.blogspot.com.es/ . También quiero aprovechar y agradecerle su amabilidad al leer mis escritos. Gracias Isabel.

La tercera condición es nombrar cuatro blogs con los que yo me quedaría. Sin duda me quedaría con el blog Pretextos y otros Cuentos Chinos de Carmen +pre- textos  , con Secretos de R'lyeh de +Javier Lobo UIP , En palabras, yo de +Elena García Domingo y también, aunque ya tiene el galardón, me quedo con el blog Palabras y Latidos de +Julia C.

La cuarta condición es crear este post, y aqui lo tenéis ;)

Gracias de nuevo a todos, los que leéis y los que escribís. Prometo volver a la carga ahora que mis dias y mis madrugadas vuelven a la normalidad. Se os quiere.

Eduardo Guerrero

lunes, 12 de enero de 2015

La segunda despedida

-¿No te quedarás a dormir?
Carlos tomo un sorbo de su gin-tonic y contestó:
-No.
-¿Y eso?- Protestó ella. -¿Vas a volver a casa a estas horas?. Mira, salimos de Barcelona y tomamos una copa aunque sea en mi casa. No esta lejos. Quédate conmigo esta noche. Siempre hubo una chispa especial entre nosotros. Lo pasaremos bien...
-En su día me dijiste que la distancia que nos separaba hacía imposible nada serio entre nosotros. No me quedaré porque no quiero una noche contigo. Las quiero todas...
-Es complicado... tu en Lleida, yo en Barcelona... -Le interrumpió ella poniendo especial cuidado en no decir nada que pudiera interpretarse como una puerta abierta hacia la relación seria que Carlos siempre había querido.
-Ya quedó claro hace dos años. He venido a cenar contigo para demostrarme a mi mismo que ya no siento nada por tí. Que eres parte de mi pasado.- Dijo Carlos, y mientras hablaba el mismo sentía como su voz se tornaba grave y apática.
-¿Objetivo cumplido?- Preguntó mientras clavaba en él su mirada mas felina.
-Ni de lejos- Contestó Carlos. - Siempre serás especial para mií. Tenemos una conexión emocional, física e intelectual casi imposible de conseguir... Pero tus miedos y la distancia esa que dices que nos separa te impiden intentarlo en serio conmigo. Así que  mejor no me quedo.
Ella suspiró y le miró a los ojos.
-Te deseo muchísimo, por favor quédate y dame tu calor esta noche. -Imploró.
-Siempre seré tu amigo. Si te hace falta un abrazo vendré y te lo daré, pero no puedo darte nada más. O estamos juntos o no. Ya sabes que a medias nunca supe estar.
-No puedo. Es demasiado complicado todo. Tengo miedo a sufrir. No puedo. -sollozó con un hilo de voz.
Carlos acabó su gin-tonic y se levantó. No quiso esperar a que el dolorcillo que sentía en el corazón llegara a sus ojos y ella lo percibiera.
-Te quiero- le dijo -Me ha encantado verte. Para cualquier cosa, ya sabes donde estoy. Cuídate mucho... señorita veintitrés*.
-No me llames así. ¡Me llamo...! -exclamó enojada
-Veintitrés- Interrumpió él, guiñándole un ojo - Te llamas veintitrés. Hace dos años que no sabíamos nada el uno del otro. Hace unos días me mandaste un whatsapp sin querer. Hoy he venido a comprobar si los dos seguimos en el mismo punto que cuando lo dejamos y así es. Yo lo quiero todo de ti, y tus miedos siguen poniendo infranqueables muros entre nosotros. Supongo que va a ser imposible ser nada más que amigos. Cada cual tendrá que buscar su camino. Si me meto ahora en tu cama perderé el mio y no puedo permitírmelo. Ahora dime: ¿Me quedo?.
-No puedo darte lo que pides- Contestó ella apesadumbrada bajando la cabeza, dejando que su mirada se perdiera en las baldosas del suelo.
Carlos la cogió dulcemente  entre sus brazos y se fundieron en un largo y cálido beso.
-Te quiero- Se despidió - Pero la vida sigue señorita veintitrés.
Sin esperar respuesta alguna, dio media vuelta y se fue hacia su coche, hacia su casa, hacia el resto de su vida sin ella.


*Veintitres (Su primera despedida): http://aullandoenverso.blogspot.com.es/2014/10/veintitres.html