En esa hora maldita

En esa hora maldita

lunes, 12 de enero de 2015

La segunda despedida

-¿No te quedarás a dormir?
Carlos tomo un sorbo de su gin-tonic y contestó:
-No.
-¿Y eso?- Protestó ella. -¿Vas a volver a casa a estas horas?. Mira, salimos de Barcelona y tomamos una copa aunque sea en mi casa. No esta lejos. Quédate conmigo esta noche. Siempre hubo una chispa especial entre nosotros. Lo pasaremos bien...
-En su día me dijiste que la distancia que nos separaba hacía imposible nada serio entre nosotros. No me quedaré porque no quiero una noche contigo. Las quiero todas...
-Es complicado... tu en Lleida, yo en Barcelona... -Le interrumpió ella poniendo especial cuidado en no decir nada que pudiera interpretarse como una puerta abierta hacia la relación seria que Carlos siempre había querido.
-Ya quedó claro hace dos años. He venido a cenar contigo para demostrarme a mi mismo que ya no siento nada por tí. Que eres parte de mi pasado.- Dijo Carlos, y mientras hablaba el mismo sentía como su voz se tornaba grave y apática.
-¿Objetivo cumplido?- Preguntó mientras clavaba en él su mirada mas felina.
-Ni de lejos- Contestó Carlos. - Siempre serás especial para mií. Tenemos una conexión emocional, física e intelectual casi imposible de conseguir... Pero tus miedos y la distancia esa que dices que nos separa te impiden intentarlo en serio conmigo. Así que  mejor no me quedo.
Ella suspiró y le miró a los ojos.
-Te deseo muchísimo, por favor quédate y dame tu calor esta noche. -Imploró.
-Siempre seré tu amigo. Si te hace falta un abrazo vendré y te lo daré, pero no puedo darte nada más. O estamos juntos o no. Ya sabes que a medias nunca supe estar.
-No puedo. Es demasiado complicado todo. Tengo miedo a sufrir. No puedo. -sollozó con un hilo de voz.
Carlos acabó su gin-tonic y se levantó. No quiso esperar a que el dolorcillo que sentía en el corazón llegara a sus ojos y ella lo percibiera.
-Te quiero- le dijo -Me ha encantado verte. Para cualquier cosa, ya sabes donde estoy. Cuídate mucho... señorita veintitrés*.
-No me llames así. ¡Me llamo...! -exclamó enojada
-Veintitrés- Interrumpió él, guiñándole un ojo - Te llamas veintitrés. Hace dos años que no sabíamos nada el uno del otro. Hace unos días me mandaste un whatsapp sin querer. Hoy he venido a comprobar si los dos seguimos en el mismo punto que cuando lo dejamos y así es. Yo lo quiero todo de ti, y tus miedos siguen poniendo infranqueables muros entre nosotros. Supongo que va a ser imposible ser nada más que amigos. Cada cual tendrá que buscar su camino. Si me meto ahora en tu cama perderé el mio y no puedo permitírmelo. Ahora dime: ¿Me quedo?.
-No puedo darte lo que pides- Contestó ella apesadumbrada bajando la cabeza, dejando que su mirada se perdiera en las baldosas del suelo.
Carlos la cogió dulcemente  entre sus brazos y se fundieron en un largo y cálido beso.
-Te quiero- Se despidió - Pero la vida sigue señorita veintitrés.
Sin esperar respuesta alguna, dio media vuelta y se fue hacia su coche, hacia su casa, hacia el resto de su vida sin ella.


*Veintitres (Su primera despedida): http://aullandoenverso.blogspot.com.es/2014/10/veintitres.html



2 comentarios: