En esa hora maldita

En esa hora maldita

jueves, 29 de enero de 2015

La historia mas larga.

-¿De modo que escribes historias por las noches? -Me preguntó mientras el camarero nos servía dos gin tonics de Nordés.
-A veces- contesté
-¿Me escribirías una a mí?
-Tal vez...
-Quisiera una especial- me interrumpió -quisiera que me escribieras la historia mas larga que puedas imaginar.
La miré y esbocé una sonrisa. Un mechón de su pelo bailaba graciosamente al son de sus palabras. No pude evitar recordar el momento en que la conocí. Como se rió de mi comentario absurdo al pelearnos por la atención del mismo camarero en aquel bar. Como se quedó a tomar un café conmigo mientras el tiempo se detenía sin saber como ni por qué. Aquel café duró toda la tarde y desde entonces nuestros caminos se fueron acercando tan peligrosamente que ya casi parecían uno sólo. Recordé como nuestras almas se sincronizaron de forma preocupantemente natural hasta el punto de poder terminar cada uno las frases que empezaba el otro. Me invadió el dulce aroma de su piel, del mismo modo que me invadía cuando me atrapaba en sus noches de pasión desatada. Esas noches en las que nos lo dábamos todo y aún así nos pedíamos mas. Volví a recrearme en las risas con las que me obsequiaba cada tarde, en la graciosa y traviesa mirada que asomaba a sus ojos al coger la última aceituna que traían con el vermut los domingos, antes de comer. Y entonces lo supe. Entendí que podía y quería escribirle la historia mas larga que era capaz de imaginar.
-De acuerdo- le dije -Ahora mismo.
-¿Ahora?- Preguntó incrédula -¿Vas a tener tiempo?
Yo mientras tanto había cogido mi bloc, escribí la historia y arranqué la hoja.
-Toma- Le dije -Aquí está.
Con cara de no entender muy bien que pasaba, cogió el papel y lo leyó.
-Aquí sólo pone "te quiero" - se quejó sorprendida y halagada - ¿Esto es la historia mas larga que vas a escribir nunca?
-Sí- le dije -porque es para siempre.
Sonrió mientras desviaba la mirada y el rubor conquistaba sus mejillas.
-Yo también- susurró con un hilo de voz - Yo también.
Los dos jugueteamos un momento con los gin tonics. Nuestras voces callaron mientras nuestras miradas se lo decían todo.  Una fuerza invisible nos llevó a fundirnos en un abrazo y mis labios se rindieron a los suyos. Mientras me besaba no pude evitar pensar que, ciertamente, aquella podría ser la historia mas larga que yo fuera capaz de escribir. Para ella. Con ella.

sábado, 24 de enero de 2015

Mi cuento, de momento, empieza bien.

Llegó puntual. Sus cabellos dorados bailaban al son de sus pasos. Sus ojos grises se iluminaron como preludio de una radiante sonrisa que  hizo subir varios grados la temperatura del bar en aquella noche de enero. Carlos alzó la mirada y la observó: Tenía esa belleza propia de los países fríos, delgada sin excesos, con proporciones diabólicamente perfectas, cada centímetro de su cuerpo parecía esculpido por Miguel Angel. Estaba cerca de los cuarenta años, Carlos lo sabía, pero no parecía tener más allá de treinta y cinco.
-¡Hola!- Saludó con un dulce acento que sólo las chicas rusas y los ángeles tienen. -¿Llego tarde?.
-No- Carlos se sentía absurdamente bloqueado, incapaz de hablar. Tenía mil chistes preparados para romper el hielo, pero le fué imposible acertar a enlazar dos palabras coherentes, así que usó el recurso fácil de pedir dos cervezas para no parecer mas imbécil de lo estrictamente necesario.
Al calor de las cervezas las preguntas tópicas y los monosílabos dejaron paso a una conversación de verdad en la que historias familiares, anécdotas y risas se peleaban por ganar la batalla a la tristeza de los recuerdos y las malas experiencias vividas. Carlos sintió que aquellos ojos grises eran como una puerta de cristal que dejaba ver el interior de la muchacha. Y miró. ¿Como resistirse?. Vio timidez, bondad, ganas de volver a vivir, alegría contenida... todo desordenado, revuelto y aliñado con una pizca de amargura.
La magia de la noche y el buen hacer del camarero que les cambiaba copas vacías por cervezas frías hizo que tres horas parecieran cinco minutos.
-¡Me tengo que ir!- Exclamó la muchacha al percatarse de lo tarde que era.
-Esta bien- contestó Carlos resignado.
-Podemos quedar otro día...
-Mañana- Interrumpió Carlos rezándole a todos los dioses en los que no cree para que ella accediera.
-De acuerdo, mañana -Rió.
Salieron del bar y al decirse adiós, lo que debía ser un beso de despedida en la mejilla acabó, sin que ninguno de los dos supiera como ni por qué, en una guerra de labios que se negaban a separarse.
Finalmente Carlos subió a su coche y arrancó con la boca aún llena del adictivo sabor que dejan los labios de mujer cuando en lugar de decir "adiós", dicen "hasta mañana".
Sonrió mientras se incorporaba a la circulación e inconscientemente tarareó la canción que sonaba en la radio: "Lo leí, lo soñé, lo viví, lo inventé... mi cuento, de momento, empieza bien..."*
Dándole las gracias a Sabina, aceleró y se perdió entre los coches.

*De la canción "Los cuentos que yo cuento" de J.Sabina

miércoles, 21 de enero de 2015

Me quedo contigo






Con algo de retraso (el trabajo diario no perdona y están siendo unos días intensos) escribo este post para agradecer que el año empieza con una nueva mención de este pequeño rincón donde dejo alguna que otra historia cuando el alma me lo pide y el tiempo me lo permite.
He sido obsequiado con el premio "Me quedo contigo", mención que agradezco, puesto que la mayor gracia que se le puede conceder a un blog ( al menos a los míos) es que lo lean personas como  +Isabel P.Salas  y me tengan presentes en las nominaciones a los premios entre blogs. Así que, ante todo, muchas gracias Isabel.

El premio conlleva cuatro condiciones que paso a detallar y cumplir.

La primera es nombrar y seguir al blog creador del premio. El "Me quedo contigo" es un premio creado por el blog Crochet y demos para fomentar aquellos blogs con los que te quedarías por su diseño, su contenido... porque te gustan.

La segunda condición es agradecer al blog que te ha otorgado el galardón su gentileza y seguirlo. En mi caso debo agradecer la gentileza a +Isabel P.Salas y su blog http://isabelpsalas.blogspot.com.es/ . También quiero aprovechar y agradecerle su amabilidad al leer mis escritos. Gracias Isabel.

La tercera condición es nombrar cuatro blogs con los que yo me quedaría. Sin duda me quedaría con el blog Pretextos y otros Cuentos Chinos de Carmen +pre- textos  , con Secretos de R'lyeh de +Javier Lobo UIP , En palabras, yo de +Elena García Domingo y también, aunque ya tiene el galardón, me quedo con el blog Palabras y Latidos de +Julia C.

La cuarta condición es crear este post, y aqui lo tenéis ;)

Gracias de nuevo a todos, los que leéis y los que escribís. Prometo volver a la carga ahora que mis dias y mis madrugadas vuelven a la normalidad. Se os quiere.

Eduardo Guerrero

lunes, 12 de enero de 2015

La segunda despedida

-¿No te quedarás a dormir?
Carlos tomo un sorbo de su gin-tonic y contestó:
-No.
-¿Y eso?- Protestó ella. -¿Vas a volver a casa a estas horas?. Mira, salimos de Barcelona y tomamos una copa aunque sea en mi casa. No esta lejos. Quédate conmigo esta noche. Siempre hubo una chispa especial entre nosotros. Lo pasaremos bien...
-En su día me dijiste que la distancia que nos separaba hacía imposible nada serio entre nosotros. No me quedaré porque no quiero una noche contigo. Las quiero todas...
-Es complicado... tu en Lleida, yo en Barcelona... -Le interrumpió ella poniendo especial cuidado en no decir nada que pudiera interpretarse como una puerta abierta hacia la relación seria que Carlos siempre había querido.
-Ya quedó claro hace dos años. He venido a cenar contigo para demostrarme a mi mismo que ya no siento nada por tí. Que eres parte de mi pasado.- Dijo Carlos, y mientras hablaba el mismo sentía como su voz se tornaba grave y apática.
-¿Objetivo cumplido?- Preguntó mientras clavaba en él su mirada mas felina.
-Ni de lejos- Contestó Carlos. - Siempre serás especial para mií. Tenemos una conexión emocional, física e intelectual casi imposible de conseguir... Pero tus miedos y la distancia esa que dices que nos separa te impiden intentarlo en serio conmigo. Así que  mejor no me quedo.
Ella suspiró y le miró a los ojos.
-Te deseo muchísimo, por favor quédate y dame tu calor esta noche. -Imploró.
-Siempre seré tu amigo. Si te hace falta un abrazo vendré y te lo daré, pero no puedo darte nada más. O estamos juntos o no. Ya sabes que a medias nunca supe estar.
-No puedo. Es demasiado complicado todo. Tengo miedo a sufrir. No puedo. -sollozó con un hilo de voz.
Carlos acabó su gin-tonic y se levantó. No quiso esperar a que el dolorcillo que sentía en el corazón llegara a sus ojos y ella lo percibiera.
-Te quiero- le dijo -Me ha encantado verte. Para cualquier cosa, ya sabes donde estoy. Cuídate mucho... señorita veintitrés*.
-No me llames así. ¡Me llamo...! -exclamó enojada
-Veintitrés- Interrumpió él, guiñándole un ojo - Te llamas veintitrés. Hace dos años que no sabíamos nada el uno del otro. Hace unos días me mandaste un whatsapp sin querer. Hoy he venido a comprobar si los dos seguimos en el mismo punto que cuando lo dejamos y así es. Yo lo quiero todo de ti, y tus miedos siguen poniendo infranqueables muros entre nosotros. Supongo que va a ser imposible ser nada más que amigos. Cada cual tendrá que buscar su camino. Si me meto ahora en tu cama perderé el mio y no puedo permitírmelo. Ahora dime: ¿Me quedo?.
-No puedo darte lo que pides- Contestó ella apesadumbrada bajando la cabeza, dejando que su mirada se perdiera en las baldosas del suelo.
Carlos la cogió dulcemente  entre sus brazos y se fundieron en un largo y cálido beso.
-Te quiero- Se despidió - Pero la vida sigue señorita veintitrés.
Sin esperar respuesta alguna, dio media vuelta y se fue hacia su coche, hacia su casa, hacia el resto de su vida sin ella.


*Veintitres (Su primera despedida): http://aullandoenverso.blogspot.com.es/2014/10/veintitres.html